domingo, 10 de agosto de 2014

MI PUEBLO INOLBIDABLE: ¡¡¡MOLLEPATA!!!


MI PUEBLO INOLVIDABLE: ¡¡¡MOLLEPATA!!!

Restitúyeme el cielo de tus manos…asoladas de frutos trasparentes para vivir los sueños olvidados en los contornos fieles de tu vientre...

Restitúyeme el agua inmaculada de los profundos senos de la tierra para llorar  la fuga de mis alas sobre tus hombros blancos de tristeza...

Restitúyeme el aire que no alcanzo en la desierta noche de mi angustia…en la volcada cima de mi llanto que humedece tu sombra con su lluvia...

Restitúyeme el polvo de mis pasos que oyeron el sollozo de la yerba…es la sal desprendida de mi barro, cenizas de mi carne que se quema...

Restitúyeme  el eco sorprendido en la espiga del canto sin garganta cuando nace el recuerdo fugitivo con la primera lágrima enturbiada...

Restitúyeme el alma que no ciento el anhelo de ser tu misma planta, la luz de tus perfiles que apetezco, la luz que ya no tengo en mi palabra...

Pueblo inolvidable…Mollepata, cógeme a los costados de tu lumbre en un ciego abandono de mí mismo, ya roto este cansancio que me cubre…es mi sed perdurable en el camino, enciende los linderos amorosos, de tu suave presencia prodigada en la sed inefable de mis ojos que acerca la distancia que señalas, para llegar hasta la sabia entumecida de tu lenta inquietud desamparada…Es la sed de mi sombra que te aspira con ese afán cocido en la esperanza…tenerte en un espasmo somnoliento de limpias ligaduras consistentes. Es la miel que madura en el encuentro para nutrirnos a solas con tus bienes…tenerte en el fervor de las montañas con un brazo de inercia ceremoniosa, eres el móvil cristal de las escamas  que forman las arenas engañosas. Eres la sed de mi sangre que te llama, tenerte en el coloquio de los ríos que se atan al fulgor de tu cintura, en la orquídea que hiere los sentidos y en la  rosa que amarga cuando alumbra, es la sed de mi sangre  que te busca, tenerte confirmado en las mujeres que saben de tu sal, y de tus panes, que son la claridad de tu mies, refugio sutil de nuestros males, es la sed luminosa de mi  sangre, tenerte sin quererte con acierto no conjuga mis penas y mis gozos, tenerte con pudor al sufrimiento es la sed impecable de mis ojos, es la sed de mi sangre con que muero...

Pueblo inolvidable…Mollepata!!! Cógeme a los costados de tu llama, tenerte con pudor al sufrimiento, será que restituyas como hermana la luz oscurecida en mi abolengo, la luz que ya no tengo en mi palabra...

Autor: Ramiro Ruiz Narváez
Asociado del Centro Social Mollepata.